Llega el momento, de coger un tren con destino Gaillac. Un pueblo al que pertenece Nathalie, la amiga que os conté que conocí hace 13 años, gracias a un intercambio con el instituto.
Esta semana, estoy con anginas, fui al médico y me paso las horas durmiendo, comiendo, bebiendo agua y medicándome, pero eso se ha terminado. Esta semana estoy de vacaciones, como también os dije y lo de la cama no puede ser por más tiempo, así que cojo todo el dopaje ¡Y me voy!
¡Qué emoción! ¿Conoceré a la madre de Nathalie? Es una especie de cita a ciegas, porque yo no la recuerdo y ayer me dijo que me esperaba junto a un fiat azul. Me preguntó si yo llevaría gafas, como en aquellos tiempos y que le dije que no. Mis lentillas y yo, solemos salir ir más juntas hoy en día con lo que por lo que ella me recordaba, tampoco le sirve de mucha ayuda. Creo que era una señora menudita, más bien delgada. Muy agradable en el trato y algo conocía nuestro idioma. Se preocupó mucho durante mi estancia de que estuviera a gusto, recuerdo que me servía ricos desayunos y una tarde me secó el pelo. Tenía una conversación rica y fluida y una cara dulce y simpática.
Esos son mis recuerdos ¿Habrá cambiado? Por las conversaciones telefónicas, parece que sigue siendo agradable y cercana.
¿Y la casa? Hoy llego a la estación de tren del pueblo, pero recuerdo que no vivían en un pueblo. Tenían una casa en medio de la montaña, y allí mismo una vaquería. Pasé unos días rodeada de animales, en una casa muy francesa, de piedra y madera, donde todas las mañanas abría la ventana y me sentía como Heidi. Naturaleza viva, nada más abrir los ojos cada día. ¿Seguirán viviendo allí?
Me gusta este reencuentro y sé que el día de hoy, será para recordar. Es una pena que Nathalie, se encuentre lejos trabajando, pero al menos, podré reencontrarme con sus padres, revivir momentos especiales y bonitos del pasado y retomar una amistad que el tiempo y la distancia en su momento se llevó por delante. Y ahora, la traba del idioma, es menor. Mucho menor, porque puedo hablar en francés, como no podía hacerlo hace 13 años.
Compartiremos un día maravilloso y bonito para ambas partes.
Os dejo, que sino, perderé el tren y nada me apetece más que llegar a Gaillac...
¡ QUE COSA EN EL ESTÓMAGO !
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